Trajes de flamenca. Adornar tu traje de flamenca: flecos para mantoncillos, historia y evolución.
Ya sean parte de un mantoncillo o de la decoración de un traje de flamenca, el fleco es un elemento para muchos indispensable.
¿Cómo podemos describirlo?¿Es un elemento meramente decorativo compuesto por una serie de hilos? ¿Se utilizan para ornamentar y para enriquecer el diseño de la indumentaria? Hoy os voy a mostrar más sobre este detalle que aveces cae en el olvido.
Podemos empezar citando datos curiosos como que los primeros flecos fueron anteriores a las estructuras de urdimbre y trama. En la civilización sumeria, alrededor del año 3.000 a.C, los hombres se envolvían con faldones llenos de mechones de lana distribuidos en franjas verticales. Más tarde, éstos vellones se usan en las orillas de una tela rectangular y se refinan transformándose en lo que hoy día conocemos como flecos. La introducción de este adorno en la vestimenta femenina occidental data de fines del siglo XVIII.
Se integra en las capas redondas que cubren los hombros y en las chaquetas cortas llamadas pierrot. A comienzos del s. XIX, los flecos aparecen por doquier y alcanzan importantes longitudes. Pero no fue hasta mediados de siglo cuando, la moda burguesa modeló la silueta a partir de volantes que se aplicaban a las faldas y mangas pagoda. Los flecos de seda funcionaban como terminaciones que incrementaban el volumen y sumaban peso a los trajes.
Los flecos cuelgan desde los enormes recogidos que definen la zona del trasero y en las espaldas de los abrigos de visita. Se fabrican a partir de hilos trenzados, gruesos cordones de chenille y terciopelo, borlas de diversos tamaños y cuentas de azabache. No por casualidad he podido encontrar denominaciones a esta estética como ‘estilo tapicero’.
Hacia 1900 el modernismo agrega sinuosidad a la silueta femenina. Los flecos adquieren dimensiones cercanas al metro de longitud. Caen desde el sector de las caderas y le otorgan plasticidad a la falda y cola del vestido. En los años 20 Vionnet los empleó para contrapesar la elasticidad. Desde entonces cumplen una función que supera lo meramente decorativo para intervenir en la estructura del traje. En 1969 Ossie Clark diseñó el famoso traje pantalón ‘Marisa’, adornado de flecos que colgaban desde la cintura de la chaqueta y las rodillas de los pantalones.
Hace dos temporadas, los encontramos re interpretados de manera magistral por muchas de las grandes firmas. Etro, Marchesa, Roberto Cavalli, Ralph Lauren y Óscar de la Renta. Los cuales presentaron vestidos con una marcada inspiración en la estética de los años veinte. Seguro que recordaréis el cocktail dress de flecos y lentejuelas en dorado y negro de Gucci.
Hoy en día el fleco encuentra su máxima extensión artística en Andalucía, y por supuesto, en el traje de flamenca y en los mantoncillos (de los que ya os conté la historia aquí).
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