Con mi traje de flamenca y mis tacones, con la compañía de mis amigos. Ratos pasados entre manzanillas y rebujitos se me hacen inolvidables.
Pero llega la hora de despedirse de la portada sin quererlo. Una portada un tanto insípida y típica de un título insignificante que quiere ser significante “De los toros a la Feria“, algo que no me pareció correcto ya que para mí sería más apropiado decir “De la Semana Santa a la Feria“.
Que no se confundan algunos cuando hablan de la mayor fiesta de Sevilla, porque ésta es sin duda alguna su Semana grande, su semana santa, y aunque la Feria nació hace ya 162 años con otro propósito, el carácter que se le da actualmente es el de aliviar las penas de la nostalgia después de lo vivido, (sobre todo si es una Semana tan bella como la de este 2009).
Me he recreado en muchos volantes y en muchos colores. He podido observar el modo en el que cada año las niñas disfrutan más de su traje y de sus abalorios.
Qué guapas que están las niñas vestidas de flamencas llenando el Real de colores y formas diferentes. Sin quererlo ya es sábado, y me apetece amanecer en el albero y disfrutar de la segunda fiesta grande de Sevilla, en una estrecha caseta y rodeada de mis amigos, los que me han regalado una feria entrañable… Hoy, por supuesto hay que comerse un algodón de azúcar.