Flamenca – Cuento de navidad. Esta semana compartimos un editorial muy especial. Realizado en la capital hispalense en los días previos a navidad, con diseños de Raquel Terán y fotografía de Rocío Aguado.

Aquella mañana los pastorcillos nos despertaron con sus campanillas, y con sus guitarras nos hicieron llorar. Iban pregonando: “Ha nacido el Rey del mundo, mientras el mundo dormía“. Viejas canciones y cuentos de navidad invadían cada casa, e impacientes salimos a buscar a aquel que al mundo salvaría. ¿Dónde habrá nacido? “Rústico techo abrigo le da, por cuna un pesebre y por templo un portal”

Puerta por puerta lo fuimos a buscar, y al cruzar el río, vimos que la ciudad era una fiesta. “Cuando la Seña Santa Ana, cantaba la nana a su nietecillo,¡cómo le sonreiría mientras se dormía el dulce chiquillo! y cantaban con ella, la luna, las estrellas, y los pajarillos.
Y un ángel revuela y rompe a cantar para que la abuela no pierda el compás“.

Tras pasear por Triana, llegamos al arco de la Plaza San Francisco y cantamos unos villancicos, ¿dónde habrá nacido? Y pensamos que, como a todos los niños les gustan los caramelos y sentir panderos, podríamos salir a comprar algunos, para ofrecérselos.

Pero al caer la tarde, encontramos el humilde pesebre donde Dios nació.

¡Tanta rosa de alegría, tanto lirio de pasión! Había oro, incienso y mirra. Y también había poemas y algunas letrillas:

“Las pajas del pesebre del niño de Belén, hoy son flores y rosas, mañana serán hiel. Lloráis entre pajas, del frío que tenéis, hermoso niño mío, y del calor también. Dormid, Cordero santo; mi vida, no lloréis; que si os escucha el lobo, vendrá por vos, mi bien. Dormid entre pajas que, aunque frías las veis, hoy son flores y rosas, mañana serán hiel“

Todo por fin cobró sentido porque encontramos a quién vinimos a buscar. Un niño recién nacido que se hizo amor. Aquella tarde, mientras nos alejábamos, pudimos escuchar a su madre cantándole muy bajito:

“Duérmete, Niño amante, luz de mi sueño. Duérmete sin cuidados que yo te velo. Cuando caiga la noche sobre el silencio, se hará cojín de espumas mi blanco pecho“.