Septiembre es un mes para empezar nuevos proyectos, yo este año me he propuesto ser más sincera en mis crónicas, compartir un poco más con vosotros. Esta semana quería dedicarle un post especial a una diseñadora. En Mayo os mostré las fotos que Fernando Mañas me dedicó en “Un traje color de abril” pero no os conté la historia de por qué elegí este diseño de Raquel Terán.
Conocí a Raquel Terán mucho antes de empezar a escribir “Mamá de mayor quiero ser flamenca“. En mis tardes de estudiante me acercaba hasta su tienda a preguntar el precio de esos ramitos de flores que tenía, cualquier complemento o con alguna excusa tonta para entrar en aquella tienda. Ella siempre estaba allí defendiendo el fuerte, probando algún traje o inventando algo nuevo. Yo la observaba desde el pequeño cristal de su escaparate. (Luego subía hasta Aurora Gaviño y Nuevo Montecarlo) pero seguía pensando en aquel escaparate. Nunca había visto nada igual.
A los pocos meses visité Simof por primera vez y la ilusión de escribir sobre moda flamenca era más grande. El resto de la historia ya la intuiréis.
No conocí formalmente a Raquel hasta hace casi un año, cuando visité su tienda para hacerle una entrevista. Pude comprobar que era todo lo que sus diseños trasmitían. Tradición, fuerza, empaque, sentimiento y puro amor. Ella se sinceró conmigo, algo que se agradece en los tiempos que corren.
En marzo planeamos el editorial en Córdoba, y sí: me incliné por ella para vestir mis ferias de 2014. Para Sevilla, un traje color de abril. Y os preguntaréis, ¿Por qué color de abril? Como una de mis sevillanas preferidas.
Recuerdo que hacía mucha calor aquella tarde de mayo, pero no importaba, la ilusión de vestir por fin un traje suyo me invadía. Le había echado el ojo al diseño desde que realizamos el editorial en Córdoba, pero no os engaño, se me adelantaron! De modo, que al final se variaron los tonos de los adornos y elegí este. El tejido era muy cómodo y fresco. La diseñadora se encargó de aconsejarme en los últimos toques, el más arriesgado: El color del mantoncillo..
Esta es la pequeña historia de un vestido que guardaba mis ilusiones de niña, con el que bailé y canté hasta la madrugada.
Tengo que decirte que me encanta tu vestido. ¡Qué ganitas de tener uno así¡ y lo acompañas de complementos bien lindos, con sabor antiguo…